Malditos bastardos…

Una de yankis contra nazis

El pasado domingo fui al cine a ver Malditos Bastardos, de Tarantino. Qué peliculón. Merece la pena pagar los 6 euros que cuesta la entrada para ver una película así. Aunque he de reconocer que me dolió un poco. Tarantino es uno de esos directores cuyas películas no se recuerdan por ser maravillosas en su conjunto, grandes historias, impresionantes personajes, no.
Tarantino hace películas de las que todo el mundo recuerda tal escena, o tal otra porque son pasajes, simplemente, geniales.
Aquella de Kill Bill donde ruedan cabezas por todas partes, o aquella de Pulp Fiction en que Samuel L. Jackson recita
un pasaje de la biblia, o la escena del coche, o tal otra… son escenas magistrales, en las cuales todo es sencillamente,
para enmarcar en un museo: los diálogos, los personajes, la situación.

Tarantino sabe sacar lo mejor de cada actor; en sus películas vemos al mejor Travolta, Jackson, Thurman, Willis, y por qué no decirlo, Pitt. Algunas de las mejores interpretaciones de estos actores están en sus películas.

Alguien me dijo hace poco, discutiendo sobre esta película, que la diferencia entre Robert Rodríguez y Tarantino, buenos amigos por cierto, es que la violencia de Robert Rodríguez es previsible y bestial; la de Tarantino es bestial, pero es imprevisible. De repente un personaje muere así, sin avisar; o una situación tranquila se convierte en una matanza. Y sin embargo no hay violencia gratuita; todo tiene un sentido y un por qué, y al final todo encaja, y las pequeñas historias cuadran, y el resultado es un todo que como las fractales en matemáticas es bello en sus niveles más elementales y bello en el todo que conforman.

"¿Utilizamos, entonces, el comodín de la llamada?"

Hay quien dice que esperaba más de esta última, que las tiene mejores, que es una pequeña decepción… yo no soy un cinéfilo devoto de Tarantino, pero bajo mi ignorante punto de vista es una película magistral, donde lo fundamental a destacar es el personaje de Hans Landa (Christoph Waltz), un general alemán. Digno de estudiar minuciosamente cada gesto, cada movimiento de este impresionante actor políglota (además de alemán, habla perfectamente francés, inglés e italiano). Bajo mi parecer, un digno merecedor del Óscar al mejor actor secundario.

Además, nuestro medio hispano Daniel Brühl se confirma como un actor de los grandes, y eso nos debe llenar de orgullo. Su papel es menos importante que en otras películas como Salvador o Goodbye Lenin, pero hace un buen trabajo.

Brad Pitt hace una buena puesta en escena, se nota que se ha preparado a conciencia su personaje, pues quien espere ver al típico guaperas sonriente y pillín está equivocado; verá a un Brad Pitt rocambolesco, entre Ace Ventura y Marlon Brando en El Padrino.

No sé si serán de los que se deja caer regularmente por las salas de proyección, o son más de palomitas, manta y sofá, o de los de compartir contenidos libremente en la Red; en cualquier caso, vean esta genial obra maestra.

P.D.: A título personal, quiero pedir perdón por mi ausencia de varios meses… espero estar a partir de ahora más atento al blog; de todos modos, gracias a los que en este período de hibernación (como diría el bloguero de Kriptópolis) no han dejado de visitar esta humilde página; apenas he caído poco más de 10 visitas diarias. Esto significa dos cosas: o bien que tengo tan pocas visitas que menos no puedo tener, o que el paro está haciendo estragos y la gente tiene poco que hacer. En cualquier caso, gracias por visitarnos, vengan cuando quieran.

1 comentario en “Malditos bastardos…

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